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Brujería

 

Aunque casi siempre que pensamos en brujas nos vienen a la mente otros países y paisajes, aquí también hubo supuestas brujas, y las cazaron.

Fue con la aseveración de Tomás de Aquino (1225-1274) de que el Diablo tenía la capacidad de actuar en la Tierra, cuando empezó a considerarse la hechicería un acto alejado de lo divino. Y un poco más tarde, en 1326, la bula Super illius specula del papa Juan XXII consideraría la brujería un culto al demonio.

Desde entonces ni herboleras, ni alquimistas ni siquiera las comadronas estarían a salvo de ser acusados de brujería, ya que más que castigar grandes males, lo que buscaba la iglesia era juzgarlos por desviarse de la fe.

A quién se acusaba de ejercer la brujería

Aunque la mayoría de los acusados de brujería eran mujeres maduras, pobres e incultas, que vivían solas. Tampoco se salvaban aquellos que tuvieran malformaciones, conductas fuera de lo común o poderes que sus vecinos pudieran atribuirles. Fue común también la detención de mujeres jóvenes que destacaran e incluso adolescentes. Aunque también había brujos entre los hombres, solo la décima parte de los detenidos pertenecían al sexo masculino.

Lugares malditos

Los brujos y brujas podían ejercer sus poderes y su influencia maligna desde la soledad de su hogar, pero eran comunes las supuestas reuniones. Estas se celebraban a menudo en lugares pintorescos, especiales, cercanos a las comunidades, o allí donde los rastros de un pasado misterioso perduraran entre la naturaleza.

La iglesia no tardaba en neutralizar el supuesto poder maligno que las brujas atraían a estos lugares, y lo hacían construyendo ermitas, erigiendo cruces o invocando la protección divina para esos lugares. Supuestamente, de esta forma, pretendían alejar a las brujas dotando a estos lugares de un carácter sagrado.

Sin embargo los bosques, grandes y muchas veces incógnitos, eran un lugar perfecto para las brujas y sus aquelarres.

La caza, la tortura y la hoguera

En Europa la caza de brujas se extendió especialmente entre 1450 y 1750, siendo Escocia la región donde quemaron a más brujas en las hogueras. Durante los períodos de máxima represión, llegaron a juzgarse a más de 100.000 supuestos brujos y brujas, y a realizarse más de 60.000 ejecuciones.

Muchas veces una caza intensiva de brujas respondía a alguna catástrofe sufrida por la población, de la que se consideraba que había sido un acto diabólico causado por la brujería. Otras veces, respondía a odios o envidias entre vecinos, que se acusaban unos a otros con el único fin de provocarles algún mal.

Muchas veces los procesos judiciales, si los había, eran realizados en las propias comunidades y no pocas veces la tortura fue un medio habitual para conseguir confesiones positivas. Muchas veces los acusados preferían confesar actos que no habían cometido para acabar aquellos suplicios.

El destino más habitual de los reos de brujería era la hoguera, y los ajusticiamentos eran actos públicos y muchas veces lúdicos.

La brujería en Cataluña

Aunque en 1424 fue reconocida oficialmente la existencia de brujería en la Vall d’Àneu y hubo una primera oleada en el siglo SVI, la gran caza de brujas en Cataluña se produjo en el siglo SVII, entre 1616 y 1622. Afectó principalmente Al Rosselló y la Cerdanya, así como a las comarcas centrales y occidentales.

En Vic se celebró un acuerdo del Consejo el 19 de diciembre de 1618, según el cuál la propia ciudad pondría los fondos necesarios para la caza de brujas. Esta se extendió hasta que a principios de la década de los veinte los obispos empezaron a detener la caza de brujas y en 1622, como en otros lugares de Europa, la Audiencia Real detuvo la causa y los juicios, y aquellos que todavía seguían retenidos fueron liberados.

Sin embargo, la brujería y todo lo que la rodeaba no tuvo allí su fin. En algunos sitios siguieron cazando supuestas brujas, y muchos parajes siguieron siendo testigos de rituales misteriosos y hechos insólitos a lo largo de los siguientes siglos.

Entre ellos los alrededores de Savassona, muy cerca de Vic…

 

(Documentación recabada principalmente en la exposición ‘Per bruixa i metzinera, La caça de bruixes a Catalunya’, del Museu d’Història de Catalunya)

 

 


Copyright © Carolina Lozano 2008. Toda la información y los derechos son de Carolina Lozano y carolinalozano.com