Mitos y Leyendas
La caída de Suria
Las Guerras de Magia
La Incursión Femoriana
La Alianza Negra
Las Armas Feéricas
 
Orígenes

 

Hubo un tiempo lejano en el que el Continente Norte y el Continente Sur convivían en paz, separados por el Largo Mar. Pero la paz no dura siempre.


Había habido un tiempo lejano en el que los Humanos vivían sólo en el Continente Sur, cuando éste era próspero y fértil. En aquellas eras, cobijados por la intacta naturaleza del Continente Norte, los feéricos habían evolucionado hasta dar paso a los Elfos de las muy diversas razas, que convivieron en paz con su mundo y entre ellos. Pero los Humanos crecían más y más, y sin la capacidad élfica de proteger y comprender a la tierra, habían minado su subsistencia. Entonces habían empezado a pelear y a empujar hacia el Norte. Los unicornios habían desaparecido de la faz de la Tierra, los dragones y los pegasos estaban al borde de la extinción. Los feéricos en su totalidad estaban menguando, reducidos sus espacios naturales por los Humanos exiliados a los que habían acogido de las guerras del Sur; las Amazonas y los Centauros competían por su territorio, amenazados siempre por las tropas que llegaban por el Estrecho del Abismo. Los enanos, hartos de tanta pelea, estaban a un paso de dejarse llevar por la ira y dar la espalda a sus aliados, y los Humanos se habían dividido en dos bandos tan claramente que no podrían sino pelear hasta la muerte.

Y en ese momento de inestabilidad, cuando la paz que todos buscan se encuentra en el más grave peligro, la última profecía de los Sabios élficos de Siarta apunta como traidores a los herederos humanos del control de la Alianza…

 


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